lunes, 3 de octubre de 2011

El ritual de la peregrinación anual a Magdalena

En el anterior artículo de esta serie traté sobre las raíces prehispanas  de la peregrinación anual a Magdalena. Actualmente, esta peregrinación ocurre anualmente al aproximarse el 4 de octubre, temporada que anuncia el cordonazo de San Francisco, cuando se presentan los huracanes que auguran la madurez de la naturaleza y el inicio de su periodo de latencia, cuando cambia precisamente en estas fechas el clima regional, de caluroso a templado y a frío. Así,  vemos a miles de peregrinos acudir a Magdalena desde toda la región: del suroeste estadounidense y del noroeste mexicano. Lo mismo nogalenses que del río de Sonora o de otras regiones; igualmente indígenas Ojódam (o pápagos) que Yaquis o de otras etnias; ya sea mestizos mexicanos o estadounidenses. Unos a pie, otros en autos o bien en cabalgatas. Son peregrinaciones que pueden durar menos de un día o, dependiendo de la distancia que los separa de Magdalena, hasta tres o cuatro.

Una cabalgata procedente de Arizpe, el 2010, saliendo del rancho Agua Fría
Las razones que han motivado estas peregrinaciones han variado a través del tiempo. Mientras que en lo prehispano tuvieron un ingrediente ideológico asociado con el comercio de la concha, como vimos en el artículo anterior, para cuando se da el contacto europeo con lo indígena, el motivo ideológico se había asociado a los periodos vitales anuales de la naturaleza, a la época de cosecha del maíz y de los demás vegetales propios de la temporada. Esto lo festejaban los nativos con borracheras de tesgüín (el fruto principal de la temporada, el maíz, era fermentado y convertido en un propiciador de la comunicación con el más allá) y así agradecían los frutos que habían cosechado durante ese año. Esa es, para empezar, la razón por la que se realiza la caminata precisamente en esta temporada.

Desayunando durante una cabalgata el 2010
Además, y en particular pasando por la región de Magdalena, desde tiempos inmemoriales debió haber otras peregrinaciones importantísimas de las que se desconocen sus  detalles, aunque nos quedaron sus vestigios. Una, ya mencionada antes, fue la de la concha destinada a Paquimé, Chihuahua.

Uno de los hornos de pedernal que se encuentran cerca de Magdalena
Pero hubo, además, otras que estuvieron relacionadas con la recolección del pedernal para fabricar herramientas. Este mineral aflora naturalmente hacia el este de Magdalena, y en esa región podemos encontrar sitios arqueológicos con hornos donde se despedazaba el pedernal utilizando el fuego, que posteriormente era comercializado hacia otras regiones, ya que en los sitios arqueológicos del Norte de Sonora se pueden encontrar esas rocas prcisamente. Igualmente nos encontramos en esos contornos literalmente con centenares de almacenes para guardar quién sabe qué (y de los cuales hasta pinturas nos heredaron los indígenas). Finalmente, encontramos por allí manifestaciones de un culto asociado con la lluvia, ya que en las rocas de la comarca  podemos también ver unas curiosas serpientes grabadas en la piedra que servían para conducir y recolectar el agua de la lluvia en rituales religiosos hoy olvidados aunque,  por esos vestigios, sabemos que los hubo.

Un alto en el camino durante la cabalgata anual de Arizpe a Magdalena
Y vinieron los europeos, y encontraron rituales indígenas relacionados con la temporada de madurez cíclica de la naturaleza.  Y los misioneros Jesuitas, como Eusebio Francisco Kino, intentaron imponer el calendario religioso cristiano sobre el calendario ideológico prehispano. Entre otras, su fecha más importante, el 3 de diciembre, aniversario de la muerte de San Francisco Xavier, fundador Jesuita y patrono de Kino, de quien hasta el nombre adoptó. Sin embargo, los indígenas no entendieron ese cambio, ¿Porqué celebrar la naturaleza en diciembre, cuando el frío invernal impera sobre la región y ésta se encuentra en su periodo de latencia? De cualquier manera, como otro ingrediente ideológico más de la peregrinación actual, de esa época nos quedó el culto al santo acostado, a San Francisco Xavier.

Después, los Jesuitas fueron reemplazados en 1768 por la Orden de los Franciscanos, cuyo fundador, San Francisco de Asís, también es el Santo Patrón de los Animales y del Medio Ambiente. Pero además sucede que el santo murió un 3 de octubre y la Iglesia lo conmemora el día siguiente. Y así ocurrió que los indígenas percibieron que la conmemoración principal de los Franciscanos coincidía con la propia; es decir, se honraba a San Francisco cuando ellos celebraban el fin del ciclo anual de vida de la tierra con sus borracheras, y así se sincretizaron en ese día la conmemoración cristiana y la indígena asociada con el culto a la tierra. De esta manera se conservó el culto a San Francisco Xavier, pero venerado el día en que el santoral católico recuerda a San Francisco de Asís. de esta manera surgió otro ingrediente más de la conmemoración.

En 1832 la iglesia actual de Magdalena fue concluida y dedicada para recibir a miles de indígenas, Pimas y Pápagos. Para entonces, este evento anual en Magdalena era ya una tradición establecida, lo que llevó a que en Magdalena fuera establecida en 1862 una feria anual, ocasión que les daba a los indígenas la oportunidad  de acudir allí a adquirir productos, que en su mente era vista con reminiscencias de sus antiguas peregrinaciones por la concha, por la sal marina. Pero además, a los criollos y mestizos la feria les dio la oportunidad de acudir también a las fiestas, no haciendo Mandas como actualmente sino a celebrar a San Francisco.  Y así se incorporó el elemento comercial a la festividad magdalenense moderna.

Pasaron los años, y al ser descubiertos en 1966 los restos del misionero Eusebio Francisco Kino, su veneración se agregó a estos rituales. Actualmente, al aproximarse la fiesta anual de Magdalena, la plaza se llena de puestos de alimentos que evocan la feria establecida en el siglo XIX, mientras que miles de peregrinos, muchos de ellos todavía indígenas, aunque la mayoría son mestizos, llegan procedentes de Arizona y de Sonora buscando, los primeros revivir sus antiguas tradiciones y los segundos, a través de ese sacrificio, que una petición personal  les sea cumplida por la deidad, sea ésta  San Francisco (de Asís o Xavier), Juan Soldado o San Judas Tadeo.

La cabalgata procedente de Arizpe, llegando a Magdalena el 2009




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