domingo, 18 de septiembre de 2011

Tiempos de redefiniciones

Ya rebasaba los once lustros de vida, edad muy avanzada para esa época, y Kino se daba cuenta de que debía asegurar lo logrado. Mucho había luchado para desarrollar la Pimería Alta y determinar la peninsularidad californiana, aunque a últimas fechas las circunstancias se habían conjugado para impedirle seguir avanzando en su proyecto de comunicar por tierra a Sonora con California. Todo había iniciado con la remoción, en marzo de 1701, de Domingo Jironza Petriz de Cruzat como Alcalde Mayor de la Provincia de Sonora, y su sustitución por Jacinto Fuensaldaña, a quien Don Francisco Almada describe como quien: “introdujo a Sonora  los principios de la concusión, la mordida y el prevaricato…”

Este reemplazo había bloqueado el apoyo que Jironza le había dado a la labor misionera en la Pimería Alta con el nombramiento de su propio sobrino, Juan Matheo Manje y Cabero, como Teniente de Alcalde Mayor en la Pimería Alta, lo que a la vez impidió que el militar siguiera acompañando a nuestro misionero en sus viajes exploratorios para dar fe de lo logrado.

De cualquier manera, al no poder continuar sus viajes para encontrar una ruta por tierra hacia California, Kino se había dedicado a construir en la Pimería Alta nuevas iglesias y a reconstruir las que habían sido destruidas por los asaltos indígenas. Así había sucedido con las de Remedios y Cocóspera. En Remedios, sus dos capillas “están dedicadas, la una a nuestro Padre San Ignacio, y la otra, al Glorioso Apóstol de las Indias, San Francisco Javier; y de las dos capillas de Cocóspera, la una es de Nuestra Señora de Loreto, y la otra de San Francisco Javier. Cada una iglesia, sobre los arcos de sus dos capillas que forma el crucero, tiene su alto cimborrio, y cada cimborrio tiene, en medio y en lo alto, su vistosa linternilla.”  Ambos templos, cabe agregar, hace ya mucho tiempo que desaparecieron, ya que las ruinas que el viajero encuentra actualmente en la carretera enctre Imuris y Cananea son de un templo más tardío, construido por los Franciscanos un siglo después que el original.


Ruinas del templo de Cocóspera

Pero a pesar de esta fiebre constructora, Kino no abandonó totalmente su vocación exploradora y la oportunidad de ejercerla no tardó en presentársele. Para diciembre de 1703 llegaba a la Pimería el Padre Gerónimo Minutuli, y Kino fue a Opodepe a recibirlo y llevarlo a su misión, Dolores, para de allí a la que sería su misión, Tubutama, en donde  sustituiría al Padre Iturmendi. Luego regresó a Dolores y se preparó para ir a Guaymas, el enclave califórnico construido por el Padre Salvatierra en Sonora después de regresar acompañando a Kino en 1701, cuando Salvatierra, un misionero más pragmático que Kino, se dio cuenta de que el proyecto de Kino de abastecer con ganado sonorense a California era irrealizable porque se interponía en esa ruta el desierto de Sonora.

Así fue cómo Salvatierra había decidido promover la idea de comunicar a Sonora con California a través del mar. Tal vez esa acción de Salvatierra contribuiría a que fuese nombrado Provincial Jesuita en Nueva España para el trienio 1704 al 1707, concluido el cual regresó a sus amadas misiones califórnicas; tal vez también en noches de insomnio, Kino recordaría su bloqueado viejo proyecto de construir un barco en Caborca para comunicar a Sonora por mar con California, en vez de tener que atravesar a pie una de las regiones más inhóspitas del mundo buscando llevar ganado a California.

De cualquier manera, Kino fue a Guaymas a hablar con el padre Francisco María Pícolo acerca de cómo abastecer mejor a las misiones califórnicas. De esta manera, un nuevo reto se le presentaba a su vocación de explorador e inaugurador de rutas: encontrar un nuevo camino desde la Pimería a Guaymas, ya que el existente entonces hacía un rodeo: seguía el río Sonora hasta Ures y de allí, continuando al oeste de la actual carretera, pasaba por Mátape para llegar al puerto. En vez de esa ruta, Kino siguió cauce abajo por el río San Miguel hasta llegar a Pitic (actual Hermosillo), y desde allí continuó más o menos por la vía férrea que comunica actualmente la capital sonorense con Guaymas. Es decir, un camino más corto y directo que el usual.


La ruta antigua a la derecha, y la nueva, abierta por Kino, a la izquierda


Una vez habiendo llegado al estero en donde se hallaba la misión establecida por Salvatierra, y que actualmente se ubica en San José de Guaymas, Kino y Pícolo se entrevistaron y nuestro misionero tuvo ocasión de bautizar a buen número de indígenas: “… pues los más hablaban la lengua pima y eran pimas, como los de esta dilatada Pimería que el padre rector Adamo Gilg solía llamar la Pimería Alta…”

Después, regresando a Dolores, Kino tuvo que hacerle frente a una sucesión de falsos rumores de que los indígenas amenazaban con levantarse en armas contra la penetración hispana. Los promovían peninsulares que buscaban, en la contienda entre dos modelos de desarrollo regional, que predominara no el modelo misional sino el laico.

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