domingo, 7 de agosto de 2011

California es Península

Y así fue cómo esa primavera de 1701, después de fallar en su intento de llegar al delta del Río Colorado siguiendo la ruta que rodeaba por el Sur el volcán de Santa Clara (actual Pinacate), Eusebio Francisco Kino, Juan María Salvatierra y Juan Matheo Manje volvieron  sobre sus pasos hasta regresar cerca de Sonoita. Ya allí, acordaron los misioneros con Manje intentar rodear ahora por el norte el volcán, anticipándose a la ruta que sigue actualmente la carretera de Sonoita a San Luis río Colorado, para ver si lograban descubrir el delta del río Colorado.

Rodeando por el Norte al Pinacate (Santa Clara)
El día último de marzo partían en esta nueva aventura. Los acompañaban seis pimas como guías, seis cargas de alimentos, dieciocho mulas y tres caballos; y después de recorrer unos 50 Km, al aproximarse la puesta del sol, decidieron subir a un agreste cerro, desde cuya cima, según nos cuenta Salvatierra: “Púsose el sol, y se divisó desde el cerro, con toda claridad, toda la mar abajo al sur, y puesto de la mar adonde habíamos bajado [o sea cuando rodearon por el sur el Pinacate y llegaron hasta la bahía del actual Puerto Peñasco, cerca de la isleta de San Jorge]. Vimos que el medio arco de sierras, cuyo remate nos tapaba la dicha faja de cerros de la Nueva España, se venía cerrando y trabando continuamente con otros cerros y lomas de la Nueva España.” 

Sin embargo, ese panorama fue interpretado en forma distinta por Manje, quien agregó  que “la serranía opuesta del mar de California proseguía hazia el nordeste, en forma de media luna; y la tierra y costa de esta Nueva España, por estas naciones, declinaba al oes-norueste. Por donde, confirmamos algo más: que llegan a juntarse ambas tierras; y no bimos proseguir adelante el mar [es decir no alcanzaron a divisar que el mar se extendiera más hacia el norte]; si no es que se llega tanto a angostar, que, de lo lejos, no lo podimos apercervir, por su angostura.” En otras palabras, Manje interpretaba el panorama  que se ofrecía a sus ojos y pensaba que cabía la posibilidad de que únicamente existiera un estrecho en el mar y que nuevamente se abriera éste más al norte, dejando a California como isla.

Y agregaba una nota explicatoria sobre su discrepancia con los misioneros: “En esto, aunque sea molesto, quiero ser genuino, por no deslisarme en ápice del alma de la verdad, que es el nervio fundamental de cualquier ystoria.”

Un día después planeaban continuar su camino hacia la costa, aunque los guías les dijeron que no había agua en las próximos 100 Km, por lo que “Y visto el sin remedio, tratamos con los naturales que, después de aguas, proseguiríamos el descubrimiento, ofreciendo éstos acompañarnos con mucho gusto; y, para conducir ganados, requiere escoger tiempo oportuno de aguas y no en tiempo de tanta sequedad” Es decir, los habían vencido los eternos problemas de esa región del desierto de Sonora: por un lado la escasez de agua y, por el otro, el creciente calor de esos días que, yo que he andado en esa región durante esa temporada  puedo constatar que ya entonces empieza a hacerse insoportable el calor acompañado de los reflejos solares en la roca negra , mientras que los arenales se extienden aparentemente hasta el infinito. No en vano esa ruta ha sido llamada "El camino del Diablo" y ha costado tantas vidas desde tiempos inmemoriables.

De cualquier manera, los misioneros Jesuitas se dispusieron a difundir la noticia de que finalmente se había descubierto que California era una península. Kino dibujó un mapa que lo haría famoso en Europa, al que tituló: “Paso por Tierra a la California y sus confinantes nuevas naciones y nuevas misiones de la Compañía de Jesús en la América Septentrional, 1701.” La mayor discrepancia que mostraba este nuevo mapa en relación con su anterior, de 1696, en donde aparecía California como isla, era que ahora mostraba a California unido a Sonora, quedando separados únicamente por el río Colorado y su delta. Además, también aparecían uniéndose el rio Gila y el Colorado antes de su desembocadura al mar, según le constaba al misionero, ya que había llegado hasta esa confluencia seis meses antes.

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Del lado de California, el misionero mostró la “sierra nevada” situada al sur de la “sierra azul.” Se trataba  indudablemente del actualmente conocido como Picacho del Diablo que, con sus más de 3,000 metros de altura, constituye el punto más alto de la Baja California. Eran nombres que indudablemente les había dado nuestro misionero al divisarlos desde la distancia, esa primavera de 1701.

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